jueves, 18 de julio de 2013

Pamplona y su Feria del Toro.

Pamplona y su singular visión de la Fiesta es una comunión que viene cogida de la mano desde tiempos remotos. Pamplona y su Feria del Toro son tan particulares y peculiares hasta el punto de ser únicos. Ninguna feria se parece en lo más mínimo a la de la capital navarra.

Objeto de muchas críticas por parte del sector más purista, o que dicen serlo (más bien, yo diría del sector más protestón). Sin embargo, Pamplona es Pamplona y su importancia en el escaparate taurino es vital. Le pese a quien le pese y le duela a quien le duela.

Cierto es que 50% del público de la plaza no se para a analizar lo más mínimo de cuanto sucede en el ruedo. Cierto es que la plaza llena se debe más a un evento festivo que taurino. Cierto. Pero también es cierto que en Pamplona se lidia, en teoría, el toro más espectacular de la cabaña. También es cierto que Pamplona gira en torno al toro bravo de 8 de la mañana a 12 de la noche empezando por el encierro y acabando por el encierrillo. Otra certeza es que Pamplona eleva la expectación de los aficionados de todo el mundo  y focaliza la atención de todos nosotros. Para bien o para mal, Pamplona es así y esa es su personalidad. 

Soy asiduo a Pamplona desde hace 12 años y corredor de sus encierros. Este año ha sido distinto, y por ese motivo especial. Compartir la Feria del Toro con tu mujer ha sido una experiencia que será necesario repetir.

Año 2010, encierro de Fuente Ymbro. 

Año 2004, encierro de Dolores Aguirre. 










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