lunes, 26 de agosto de 2013

Una oreja en medio de la selva...


Hay que cortar la oreja sí o sí. Puntuar es tan importante como el respirar. Cuando el corazón atropella a la razón, no importa nada más.

Hay que abrirse paso como sea en esta selva cuya situación sobrepasa el límite de la preocupación, de lo humano y de lo mínimamente digno. Hay que arrear y hay que torear como sea. Todo por cumplir un sueño, convertirse en matador de toros.

"El Rubio", rodillas al suelo. Excesivamente cerrado en tablas. Qué más da! Quiere ser torero y quiere esa oreja en su mano.






El novillo se le queda muy corto, se revuelve tan rápido como una culebra y aprieta para dentro como el mayor de los mansos. 





Palizón y gracias a Dios que sólo quedara en eso. Tras un efectivo espadazo, "El Rubio" paseaba esa oreja que tanto deseaba. Esa oreja necesaria para ir abriéndose paso como sea. Una oreja en medio de la selva.

Enhorabuena chaval.


Vuelta al ruedo de El Rubio en la coqueta plaza del Santuario de La Carrasca, Villahermosa (Ciudad Real). 

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